Y lo dejamos que se secara. Otro día le pusimos más cosas. Fue muy divertido hacer el monstruo. Le pusimos pelos, y ojos, pero boca no eh?, porque es un monstruo silencioso.
A mi compi se le ocurrió ponerle un moco saliendo de la nariz, jijij, y se lo pusimos también. Y, cuando ya estuvo listo, lo ponemos encima de la mesa de trabajo, para que nos recuerde que trabajando necesitamos concentrarnos y, para eso, hay que estar calladitos. Uf!, a mí me cuesta un poco, pero cuando lo veo, enseguida me acuerdo y ¡chisssst!, ¡a callar! . Mira qué chulo nos ha quedado: